recibimos un articulo escrito por Luis Pais y con mucho gusto lo compartimos
Unidad, Solidaridad y Lucha Eterna
En la década de los 60 se activó una proceso fermental en Minas por la formación de un movimiento popular amplio y unido contra la crisis, por un programa de cambios y justicia social. Era tarea principal de los comunistas lograr desarrollar movilizar las masas para tal objetivo.
Nuestra tarea era organizar a los trabajadores y asalariados minuanos; conformar con ellos la organización de trabajadores que en la lucha por el salario incorporar la defender de la fuente de trabajo y los derechos sindicales.
En Minas ya hacía mucho tiempo que la causa de la clase obrera era tema central del programa del partido, una vanguardia programática para los cambios profundos.
No se hizo esperar la resistencia contra el movimiento popular, esto comenzó a marcar las urgencias en concientizar y organizar a los trabajadores contra la política del Gobierno dictada desde el FMI.
A mediado de los 60 la realización del Congreso del Pueblo y la fundación de la CNT nos aportó un gran respaldo solidario en la conformación de los sindicatos minuanos.
La actitud represiva de las patronales se producía desde el respaldo que ofrecía a las empresas la propia Oficina de Trabajo, el Ministerio del Interior, y la Justicia donde era muy difícil que un trabajador pudiera ganar un juicio laboral.
La única protección que podíamos lograr para los trabajadores minuanos surgía de sus propias fuerzas y para ello creamos primero la mesa intersindical y luego el plenario obrero popular estudiantil con los que fuimos dando un fuerte respaldo solidario a las nobles organizaciones minuanas.
Pronto surgió la necesidad de producir un cambio en la dirección de la Oficina de Trabajo, necesitábamos que ella fuera un ámbito de imparcialidad en las negociaciones de trabajadores y empresarios. En 1967 logramos el cambio y la funcionaria Mari Bustelo asumió la responsabilidad en la Oficina de Trabajo, lo que nos permitió dar un fuerte apoyo a los trabajadores. Con esto los trabajadores que históricamente habían vivido en la orfandad de una organización (tales como los trabajadores rurales y empleadas domesticas) tuvieran representación, a través del plenario de trabajadores.
El plenario de Lavalleja tenía el respeto del pueblo minuano y por ello fue sumando otras organizaciones, como por ejemplo pequeños productores rurales y organizaciones barriales.
Desde el gobierno se veía con gran preocupación la creciente resistencia popular y para ello incrementó la represión contra la CNT, la Universidad, el control de los medios y la persecución de los militantes y partidos políticos de izquierda.
Se hizo costumbre gobernar bajo medidas prontas de seguridad y así desembocamos en el tristemente recordado 27 de junio del 73, que con la disolución del parlamento, Juan María Bordaberry pasa de ser Presidente de la República a Dictador. El movimiento sindical tenía como respuesta la Huelga General en caso de golpe, y esta fue declarada.
Cada sindicato hizo lo suyo los dirigentes estaban perseguidos, muchos de ellos inmediatamente detenidos, no teníamos un comando alternativo en la clandestinidad, esto era imposible en Minas. El cuartel de Infantería nº11 pasó a ser el lugar de reclusión de decenas y decenas de militantes sindicales, que para algunos esto ya había comenzado en el año 68’.
La resistencia marcó a fuego el camino de la derrota, lo pude ver desde un calabozo cuando observaba a tres compañeras presas, símbolos de firmeza y sacrificio de trabajadoras concientes que habían asumido la lucha como propia, lo que demostraba que más allá del avasallamiento había germinado en cada uno de los trabajadores la conciencia de que la dictadura había nacido herida de muerte. Por todo esto en los nombres de tres compañeras, dedico un homenaje a todos los sacrificados luchadores y en especial al papel que jugaron las mujeres en este proceso. Ellas son Isabel Belderein, Ester Diano y Catalina Sensión.
Debemos vivir orgullosos de lo que fuimos capaces de construir junto al pueblo. Aquellos que avasallaron a las instituciones democráticas, para poner de rodillas al pueblo en beneficio de los poderosos nacionales o extranjeros; deben enmendar sus propios errores, para que las mayorías puedan continuar construyendo el futuro, manteniendo la memoria y obteniendo la verdad, reclamada con total justicia por nuestro pueblo.
Luis Pais
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